martes, 16 de agosto de 2011

12/8/2011 Area de servicio - Cámping de Connel

Llegamos a Inverness que será el extremo norte del viaje (definitivamente John o'Groats tendrá que esperar) e iniciamos la vuelta hacia el sur. El Loch Ness es el primero de la lista, el más famoso pero no el más bonito. Fotos, muchas, visita obligada al castillo de Uruquhart. En Fort Augustus paramos a comer en un pub, compras y visita y fotos a las esclusas del Caledonian Canal que va comunicando los lochs entre sí. Después Loch Lochy, Fort Williams con el Ben Nevis (el pico más alto de la Gran Bretaña con ¡1344 metros!, Loch Linnhe y al llegar a Ballachulish decidimos seguir por la A-828 para seguir viendo lagos. Loch Creran y el accidente. Al cruzarnos con una auto italiana notamos un fuerte ruido y observamos que el retrovisor derecho y el cristal de la cabina de ese mismo lado estaban hechos añicos. Una parte del retrovisor, el espejo, estaba en mitad del salpicadero, por lo que de habernos pegado a alguno de nosotros las consecuencias hubieran sido mucho más graves, de hecho algunos coches que circulaban tras nosotros pararon para ver si necesitábamos algo y estábamos bién. Cuando encontramos un sitio adecuado para parar sin crear más peligro, así lo hicimos y empezamos a asimilar lo que había ocurrido. Al ser dos conductores europeos continentales los puestos de conducción se sitúan al lado izquierdo de la carretera según el sentido de la marcha, por lo que, en los pasos estrechos es muy difícil apreciar la distancia al otro vehículo. Estábamos sacando cristales cuando se acercó un señor muy asustado que resultó ser el conductor del otro vehículo. Vimos que todos estábamos bién y que era imposible achacar la culpa a uno u otro, por lo que pensamos no hacer partes ni demás. Él estaba lejos y era imposible, dadas las dimensiones de los vehículos hacer maniobras de giro. Era viernes casi las siete de la tarde y amenazaba lluvia. LLegamos a Connel que es el pueblo más próximo y allí un español que trabaja en la zona nos proporcionó un trozo de plástico para cerrar el agujero. Dormimos en el cámping del pueblo y el encargado nos sugiere que al dia siguiente nos acerquemos a un Autoglass que hay en Oban a unos diez km. Hechos polvo, pero relajados ya vamos aceptando que hemos tenido mucha suerte y podía haber sido mucho peor. La gente se acerca en el cámping para interesarse por el accidente y nos comentan que es algo muy frecuente en la zona, pero eso es un flaco consuelo para nostros que tenemos nuestra flamante auto hecha unso zorros.

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